Urna de Ceniza Rural | Reseña «El Violín» por Lui Kamú

Dentro y fuera de la comunidad rural, que se define por sus matices naturales, “humildes” y campesinos, los trabajadores del campo andan por las calles de la Ciudad de México hoy en día, pues, es lo más cercano a lo que conoce como el “american dream” (pues nunca se ha visto en realidad, más que en fantasías) en el que podría definirlo como, el sueño alto mexicano, que consiste en el acercamiento a la zona económica de mayor flujo en el País; la migración dentro de la nación lleva a la población sureña hacia la urbe mexicana; de Guerrero, Oaxaca, Michoacán, e incluso de Veracruz, el flujo de migrantes se ha concentrado en la zona central del País, esto, con la esperanza de generar dinero para vivir mejor. Desde los años setenta, tras los incidentes de la noche de Tlatelolco y el jueves de corpus, la represión de parte del gobierno en contra de los movimientos sociales, dejaron un amargo sabor de boca en la población, y es aquí donde los grupos minoristas de las comunidades rurales comenzaron a agruparse y a afianzarse aún más. En este periodo, el nacimiento de grupos comunistas en la zona de Guerrero como los comandados por los maestros Lucio cabañas y Genaro Vázquez, generaban adeptos, pues las políticas que se implementaban en esos años con tintes capitalistas, permitían que, por medio de la libre empresa, las compañías internacionales vinieran al país para explotar los recursos naturales dejando a los grupos de muchas comunidades que se asentaban en bosques o en pequeños poblados, expuestos al saqueamiento de sus abastecimientos diarios. La tala excesiva de árboles, la explotación de Ríos, arroyos, y lagos los dejaban secos en meses, dando como consecuencia la escasez de recursos y, por ende, dejando vulnerables, sin hogar, a estas personas.

En la película de El violín, se puede observar la vida social rural de México en esa época. Con pobreza extrema, incomunicación, rezago y saqueamiento. En esta película, se denota la vida de Don Plutarco (Ángel Tavira), de su hijo, y su nieto, quienes tienen que trasladarse desde su hogar en las montañas hasta un pequeño poblado que queda muy retirado, tan solo para poder laborar en su vocación como músicos y poder obtener ingresos que les sirvan para comer. Si bien, en la película no se toca el tema de la desnutrición, es evidente que estas personas, de estas comunidades, a penas y tienen dinero para poder comer. Regresando un poco, al inicio de la película, el director nos da una muestra de la tiranía que gira entorno al ejército mexicano, su frivolidad o bien, su deshumanización característica, al ver cómo violan a una mujer y cómo castigan a un hombre para que hable. Creo, que las imágenes que Francisco Vargas nos muestra están llenas de realidad tras una máscara de ficción.

Fotografía: Martín Boege Paré

En una escena, Don Plutarco le habla a su nieto acerca del inicio de los tiempos… cuando los dioses crearon la Tierra, al hombre y a la mujer, pero que, entre esos dioses, había uno que era muy cabrón y que metió en los hombres la idea de ambición y envidia. Los otros dioses, los buenos, eliminaron a los que eran ambiciosos y castigaron a este dios juguetón, no obstante, unos cuantos hombres ambiciosos prevalecieron, y se multiplicaron. Y fueron estos los que comenzaron a saquear los recursos de los otros hombres para favorecerse a sí mismos según sus intereses, sacando de sus bosques a los hombres que allí vivían. Aún así, Don Plutarco le cuenta a su nieto, que algún día recuperarán sus bosques. Esta escena es magistral, pues la fotografía (que es magnífica en toda la película) recorre la surrealidad de una noche, entre la ceniza que va dejando la sublimación de los leños, nos dejan un ideal que fue más evidenciado con el movimiento zapatista, hablo de la Utopía, pues, Don Plutarco le hace varias referencias a su nieto, de que no deje de soñar, que no deje de pelear, y que aprenda a esperar.

A lo largo de la película, se ve con claridad, que los intereses económicos de la parte gobernante no se detienen a ver a “los de abajo”, que nunca, por más que en televisión aparezca que sí, velarán por los intereses de los grupos rezagados, que a estos les toca sólo la explotación y la resignación. Así mismo, el objetivo de la guerrilla enmarcado en la película el violín, es dar a la población la esperanza del cambio, una esperanza que es radical, y, al mismo tiempo, dar muestra a la parte dominante que las comunidades no están dormidas, que están mas despiertas que nunca. Por último, destacar que la película ha sido ocultada en México, pues demuestra una realidad que no conviene mostrar a la población, que, mientras menos sepa de la situación del país, menos cambiarán las formas en que viven, para que no cambie la esencia capitalista que predomina en la sociedad mexicana actual que no vive en el campo. Se vive con una idea de que el dinero, venga de donde venga, es la respuesta para combatir la marginación. En una sociedad del espectáculo, donde conviene resaltar de entre los demás, el acercamiento a la comunidad rural desprestigia nuestra imagen mostrada al mundo. Por ello, al gobierno mexicano no le conviene mostrar la realidad en el país, donde la explotación de los recursos, atraen las miradas del extranjero, pues aquí y en todos lados, el dinero es lo que todos quieren.

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